Finalizó la enésima Cumbre europea que por enésima vez iba a salvar a la Eurozona y a Europa. En esta ocasión se celebró entre llamamientos apocalípticos, como el del Comisario de Asuntos económicos y Monetarios, Olli Rehn, del tipo de "quedan diez días para salvar el euro" coreados por el FMI y por algunos medios de comunicación.
Pues bien, celebrada la Cumbre, la Eurozona, Europa y el euro aparentemente siguen vivos y en principio el comportamiento de los mercados fue favorable a los acuerdos adoptados en la misma, aunque el verdadero examen comienza mañana, y lo cierto es que no se sabe a que obedece ese optimismo, por cuanto el resultado de la reunión debe calificarse de decepcionante.
En primer lugar, debe constatarse la ruptura de la Unión Europea por el "veto" del Reino Unido al nuevo tratado propuesto por el eje Berlín-París, que sin embargo, a pesar de lo que puede deducirse de tal término, no va a servir para frenar el avance de la iniciativa de "Merkozy" sino solo para darle otro formato jurídico, no exento de dificultades que es el de un tratado intergubernamental a suscribir entre los países del euro y aquellos otros de la Unión Europea que tengan a bien sumarse, en principio todos, salvo Reino Unido, si bien Hungria, Suecia y la República Checa plantean algunas dudas que defienden apelando a la necesidad de consultar a sus parlamentos. Es lo que ha dado en llamarse el "tratado euro plus" o "tratado euro + x".
El gran derrotado ha sido sin duda el Reino Unido, se ha quedado aislado y todo por defender de manera obstinada algo que no estaba en el orden del día y que no es otra cosa que los intereses de la City, el capitalismo anglosajón de casino gran culpable de la crisis que estamos padeciendo. Esta postura ha sido una de las causas del apoyo del resto de países al plan Merkozy como respuesta al chantaje británico. En este punto ha salido beneficiado Sarkozy que siempre abogó por un tratado intergubernamental por suponer un menor poder para las instituciones comunitarias y por consiguiente una menor cesión de soberanía.
Puede parecer que la Unión Europea está unida y que el plan Merkozy ha sido un éxito al aglutinar en su entorno a 23 ó 26 de 27 miembros y al eliminar de una vez la remora que siempre ha supuesto para el avance de la Unión la postura británica.
Nada más lejos de la realidad, el cemento de esa unidad no es otro que el miedo, con los mercados disparando con toda su artillería, con las agencias de "descalificación" amenazando a todos los países europeos y hasta al propio Fondo de Europeo de Estabilidad Financiera, no cabe hacer otra cosa que apoyar la postura alemana, sin los germanos es imposible salir de esta crisis, lo malo es que con ellos ya veremos si soportamos la sobredosis de medicina que están empeñados en aplicar.
Sarkozy lo dijo en su discurso de Toulon: "el miedo ha vuelto", más bien lleva tiempo entre nosotros ya que se está convirtiendo en un instrumento de gobierno; recordemos el miedo infundido con la gripe aviar, con la gripe N1H1, etc. Ahora este medio se está perfeccionando en el ámbito económico y ha venido para quedarse, pensemos en las primas de riesgo quién en la sociedad de hoy día no está puntualmente informada de su evolución, cuando hace nada no se tenía ni la menor idea de que representaban, salvo para los profesionales del medio financiero.
El gran error en la gestión de la crisis de Grecia fue la incapacidad para demostrar a los mercados que un país europeo no podía quebrar, por el contrario después del nefasto paseo de Deauville de Merkel y Sarkozy, en octubre del año pasado, y la aberrante idea, alemana a la que se plegó Francia, de obligar a introducir en las emisiones de deuda pública, las cláusulas de acción colectiva (CAC), para facilitar la negociación con los acreedores de una posible quita de la deuda si el país emisor no pudiera atender a sus compromisos, empezó a sembrar el miedo que fue poco a poco apoderándose de los mercados, hasta llegar a lo que no hace tanto parecía imposible, instalar la creencia de que la propia superviviencia del euro estaba en juego, así hemos visto como bancos centrales de países europeos y grandes empresas se preparaban para diseñar su estrategia en un mundo sin euro.
En la práctica, el mensaje fue claro los países de la Unión Europea podían dejar de cumplir con sus obligaciones, es decir, la deuda pública emitida por los mismos no es segura. Esta aberración fue duramente criticada por Jean Claude Trichet, por entonces Presidente del Banco Central Europeo.
Lo anterior ha supuesto que en el comportamiento de los mercados convivieran dos sentimientos, la codicia de los especuladores, y el miedo y no olvidemos que el miedo es mucho más intenso y poderoso que la codicia.
Quizá una de las mejores noticias de la Cumbre sea precisamente el abandono de esta equivocada posición fruto de la testarudez germánica y por tanto la supresión de las CAC, a partir de este momento se refuerza la idea de que los países europeos atenderán a su deuda. Lo peor del caso es que no hay a quien reclamar el sobrecoste económico que ha supuesto para muchos países, incluido el nuestro, la doctrina errónea.
Pero ¿qué se ha acordado en la última Cumbre que debía salvar a Europa?, no nos engañemos no gran cosa de momento. Es cierto, que se ponen las bases para una nueva Unión Europea, pero que arranca con ruptura, en torno a los principios de austeridad propuestos por Alemania que se traducen en un mayor rigor presupuestario y en sanciones no automáticas, como deseaba Merkel, sino "más automáticas", concesión arrancada por Sarkozy, en caso de incumplimiento de los compromisos en materia de déficit y/ o deuda.
En resumen, se ha acordado:
- La obligatoriedad del equilibrio presupuestario (déficit cero) que se traduce en que el déficit estructural anual podrá alcanzar como máximo el 0,5 % del PIB, de superar este límite debe ponerse en marcha un plan de reestructuración. Destacar que España cuenta con una ley de estabilidad presupuestaria que ya prevé este extremo.
- Sanciones "casi automáticas" para los países cuyo déficit público supere el 3 % de su PIB. Nuevamente es necesario recordar que dichas sanciones ya existen y fueron convertidas en papel mojado por Alemania y Francia precisamente, al negarse a ser sancionados después de su incumplimiento. La modificación prevé que las sanciones solo se pueden evitar por una mayoría del 85 %, antes deberían imponerse precisamente por esa mayoría. Ese es el gran cambio, en la práctica ninguno porque ahora como antes todo quedará a la voluntad política.
- El equilibrio presupuestario deberá establecerse en la constitución de cada Estado, es la llamada "regla de oro", también aquí España ha cumplido sus deberes por adelantado. El Tribunal de Justicia de Luxemburgo es el encargado de verificar el cumplimiento de esta obligación.
- Se adelanta la entrada en funcionamiento del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) a julio de 2012, un año antes de lo previsto. Dotado con 500.000 millones de euros, claramente insuficientes, de ahí que se hable de que pueden ser aumentados en marzo, pero no se dice como. El MEDE no tendrá licencia bancaria como sugería la Comisión por tanto no tendrá acceso a las emisiones del BCE, aquí nuevamente el veto viene de Alemania y la razón el consabido temor a la inflación. Frente a la regla actual de la unanimidad para su gestión, las decisiones se tomarán por mayoría cualificada del 85 % tomando como referencia la participación de los estados en el BCE, con esto se garantiza un derecho de veto por parte de Alemania, Francia e Italia; España intentó sumarse al solicitar que quedará fijado en el 90 % sin éxito.
- El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) al que sustituirá el MEDE será gestionado por el BCE y se activará rapidamente. Después del gran fiasco en esta materia en la Cumbre del 26 de octubre, en que se fijó su cuantía en un billón de euros que iban a financiar China y los países emergentes, a lo que dijeron en el G20 que primero Europa, sigue sin funcionar.
- Los países del euro y otros estados de la UE darán 200.000 millones de euros al FMI en préstamos bilaterales por si algún país necesita ayuda.
- Como ya se ha dicho se eliminan las CAC y por tanto deja de reconocerse la posibilidad de que los países no paguen sus obligaciones derivadas de la emisión de deuda pública, algo que iba a ser obligatorio a partir de 2013.
- El rechazo a los eurobonos a pesar de la posición de la Comisión, la otra gran derrotada, a pesar de que se analizarán nuevamente en junio. En este punto, salvo Alemania todos los países eran partidarios, pero nuevamente el miedo al que antes nos referimos hizo su trabajo.
- El mantenimiento del status quo actual del BCE, aunque entre bambalinas se cree que si fuera necesario comprará deuda de forma masiva después del resultado de la Cumbre, algo que está por ver y quizá antes de lo que se piensa. En cualquier caso, es necesario contar con un auténtico banco central cuyo objetivo sea además de la inflación sea conseguir el crecimiento económico y el pleno empleo y que sea en la práctica un "prestamista de último recurso".
- La negativa alemana a incrementar la dotación de los fondos de los instrumentos de estabilidad financiera. La cuantía actual no sirve para atender a futuros requerimientos que pudieran tener lugar por parte de Italia y España.
En resumen, queda mucho camino por recorrer, será necesario para antes del mes de marzo aprobar y ratificar un tratado intergubernamental con muchos detalles por resolver y como dicen los propios alemanes "el diablo está en los detalles"; también mucho trabajo para los juristas puesto que el camino elegido del tratado intergubernamental tiene serias dificultades de encaje en el derecho comunitario. No será fácil resolver como las instituciones europeas, sobre todo el Tribunal de Justicia, actúan en el seno de un tratado intergubernamental, si persiste el veto de Gran Bretaña y no digamos si se impugna el acuerdo ante el Tribunal de Justicia. Ahora bien, esperemos a ver la reacción de los socios de los británicos del otro lado del Atlántico, ante este aislamiento de su socio por excelencia.
Mañana empieza el examen con la apertura de los mercados. El miedo ha hecho que todos, salvo británicos, apoyen sin fisuras la solución alemana, sí sale bien no habrá más remedio que reconocer el éxito de Merkel, si fracasa su solución será suya la responsabilidad de haber puesto las bases para crear esta nueva "Unión Austera" y empecerán a hacerse públicas las discrepancias que existen.
Lo que es incontestable es que los acuerdos adoptados pueden ser condición necesaria pero no suficiente y que el problema sigue estando ahí aún cuando no se quiera hablar de él, la falta de crecimiento económico es el verdadero reto y quizá la solución adoptada acabe con él y de paso con la Europa conocemos, cruzemos los dedos y luchemos juntos contra el miedo.