"Cuando el entorno cambia y aparecen nuevos retos, surgen con frecuencia incoherencias entre las instituciones existentes y las necesidades emergentes. Estas instituciones están apoyadas por legiones de intereses que se oponen a cualquier cambio fundamental. El declive aparece cuando los sistemas políticos no consiguen ajustarse a las nuevas circunstancias".
The origins of political order
Interesante reflexión del autor del controvertido libro "The End of History and the Last Man" (El fin de la historia y el último hombre) de 1992, en el que no estuvo excesivamente acertado a la vista de los acontecimientos, al defender, como refleja Wikipedia, "la teoría de que la historia humana como lucha entre ideologías ha concluido, ha dado inicio a un mundo basado en la política y economía neoliberal que se ha impuesto a las utopías tras el fin de la Guerra Fría. Inspirándose en Hegel y en alguno de sus exégetas del siglo XX, como Alexandre Kojève, afirma que el motor de la historia, que es el deseo de reconocimiento, el thymos platónico, se ha paralizado en la actualidad con el fracaso del régimen comunista, que demuestra que la única opción viable es el liberalismo democrático, que se constituye así en el llamado pensamiento único: las ideologías ya no son necesarias y han sido sustituidas por la Economía. Estados Unidos sería así la única realización posible del sueño marxista de una sociedad sin clases".
A su libro se ha opuesto por sus detractores otra obra que contempla una visión opuesta "The clash of civilitzations and the remarking of world order" (El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial) de Samuel P. Huntington, escrito en 1996 en él defiende el retorno a las culturas autóctonas o indigenización que dificulta hablar de principios éticos y valores universales. Para muchos chinos y para muchos musulmanes la democracia y la misma Declaración Universal de Derechos Humanos son creaciones occidentales, no universales. En esta situación, si se quiere evitar peligrosos enfrentamientos, es urgente buscar los atributos comunes en todas las civilizaciones, es decir, tenemos que perseguir, aceptando la diversidad, la moralidad mínima que se deriva de la común condición humana, por tanto no cabe afirmar "el fin de la historia".
Últimamente, Fukuyama se va mostrando más crítico con la nueva política exterior americana y se va distanciando de la misma. En un reciente artículo del periódico británico The Guardian, donde habla de su próximo libro "After the Neocons: America at the Crossroads" (Después de los Neocons: América en una encrucijada), se desmarca finalmente con críticas muy duras a la corriente neocon: "Neoconservatism has evolved into something I can no longer support" (El neoconservadurismo ha evolucionado en algo que ya no puedo apoyar). Su fuerte discrepancia radica en el unilateralismo que está practicando la política estadounidense y en la acción política de Oriente Medio.