En la búsqueda de ingresos para superar la crisis, como existe una tremenda escasez de ideas, por no decir que no hay ninguna, los gobiernos se dedican al recorte continuo o a las ocurrencias, tal es el caso del primer ministro británico David Cameron que la ha tomado con las populares empanadas, conocidas como pasties, tal como refleja El País: "tendrán que pagar el IVA cuando se sirvan calientes, aunque seguirán exentas de IVA cuando se vendan en frío, como parte de la cesta de la compra. “¿Y qué pasa si la empanada se enfría antes de comérsela? ¿Tengo derecho a que me devuelvan el IVA?”, se cachondeó un diputado en una comparecencia de Osborne en la comisión de Presupuestos.
El problema para Osborne es que en esa misma comparecencia no pudo decir cuándo fue la última vez que entró en un Greggs, que es a las empanadas lo que McDonald's a las hamburguesas. Cameron aún lo hizo peor: presumió de lo mucho que había disfrutado cuando en un viaje a la ciudad de Leeds se comió en la estación una empanada de una conocida marca. El problema es que esa cadena no tiene tienda en la estación de Leeds desde 2007. “Debió ser otra marca o quizás no fue en Leeds”, tuvo que matizar Downing Street".
Y así ¿a dónde vamos?
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