Los Acuerdos de Múnich fueron aprobados y firmados durante la noche del 30 de septiembre de 1938 por los jefes de gobierno de Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, con el objeto de solucionar la crisis de los Sudetes. El acuerdo es considerado actualmente por los gobiernos de Alemania y República Checa comonichtig ex tunc (no válido desde el inicio), porque los Estados firmantes actuaron en perjuicio de un tercer Estado no presente: Checoslovaquia.
Mussolini, Hitler, Daladier y Chamberlain |
Por mediación del dictador italiano Benito Mussolini (y a iniciativa de Hermann Göring), el primer ministro británico (Arthur Neville Chamberlain) y su homólogo francés (Édouard Daladier) aprobaron la incorporación de los Sudetes (pertenecientes a Checoslovaquia) a Alemania, con la excusa que la mayor parte de sus habitantes eran de habla alemana. Ningún representante de Checoslovaquia estuvo presente. El Reino Unido y Francia se mostraron complacientes con los deseos de la población alemana de los Sudetes y consideraron este acuerdo como una revisión parcial del Tratado de Versalles. Especialmente se pretendía evitar una nueva guerra, a pesar de poner en gran peligro la existencia de Checoslovaquia.
Como siempre las dos versiones de la historia, pero también inevitablemente solo una correcta para ese juez insobornable que es el tiempo:
Léon Blum: Le Populaire, 1 de octubre de 1938
Discurso de Churchill tras el acuerdo de Munich
Ante esta traición a Checoslovaquia, fundada en la nefasta política de apaciguamiento Winston Churchill respondería a Chamberlain:
"En Francia no hay un hombre ni una mujer que niegue a N. Chamberlain y a E. Daladier su justo tributo de gratitud. La guerra ha sido descartada. El fantasma se aleja. Se puede recuperar el trabajo y recobrar el sueño. Se puede gozar de la belleza del sol de otoño."
"Estamos frente a una catástrofe de primera magnitud, que acaba de sorprender a Gran Bretaña y a Francia. No cerremos los ojos ante este espectáculo. Ahora debemos hacernos a la idea de que todos los países de Europa central y oriental se arreglarán con Alemania lo mejor que puedan. Se ha arruinado el sistema de alianzas de Europa central sobre el que Francia fundaba su seguridad."
Ante esta traición a Checoslovaquia, fundada en la nefasta política de apaciguamiento Winston Churchill respondería a Chamberlain:
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