lunes, 16 de enero de 2012

Los señores de la descalificación. ¿Quién está detrás de las agencias de rating?

Vamos a hablar de las agencias de calificación de riesgos o agencias de rating, si consultamos la Wikipedia nos dirá que: "son empresas que, por cuenta de un cliente, califican unos determinados productos financieros o activos ya sean de empresas, estados o gobiernos regionales". "Sus notas o calificaciones valoran el riesgo de impago y el deterioro de la solvencia del emisor y constituyen hoy en día un elemento clave en el ámbito financiero".


También comprobaremos que en el mundo hay más de 74 agencias de este tipo, pero solo 3 (Moody´s, Standar & Poor´s y Fitch) controlan el mercado al dominar más del 90 % del mismo, en una clara situación de oligopolio

Y a partir de aquí empiezan las paradojas, resulta que asumen tal posición de oligoplio amparadas, según el profesor F. Partnoy (Universidad de San Diego), por la legislación norteamericana de la mano de la Securities and Exchange Commission (SEC) y la Reserva Federal (FED) al haber eliminado la competencia entre las agencias y prácticamente obligar a los actores del mercado a utilizar los servicios de estas tres grandes agencias.


Poco importa que con ello se contradigan claramente los sagrados principios del capitalismo: el libre mercado y la libre competencia, que de esta manera son vulnerados y no para servir el interés general, sino para mayor gloria de estas empresas privadas, que sin apenas regulación influyen de manera decisiva en la economía de los países y por tanto en el bienestar de los ciudadanos.

Estas 3 agencias que yo prefiero denominar de “descalificación” son dueñas y señoras por tanto del mundo financiero tanto en su vertiente pública como privada, hacen y deshacen a su antojo y aunque reciben duras y continuas criticas de todos los gobiernos e instituciones, como la Unión Europea, siguen a día de hoy campando a sus anchas, ahí está el varapalo a la zona euro del pasado viernes, 13 de enero.


Vemos a los grandes directivos de las agencias proclamar a los cuatro vientos su independencia, pero para valorar la misma es necesario analizar quien está detrás de ellas, o lo que es lo mismo quienes son sus accionistas, puesto que como instituciones privadas no están sometidas a ningún principio democrático en cuanto a su funcionamiento aunque luego enjuician la labor de gobiernos e instituciones democráticamente elegidas.

Conocer a sus dueños nos dará una idea de los conflictos de intereses que pueden tener en su toma de decisiones y como pueden afectar a la tan cacareada libertad de actuación que afirman rige su funcionamiento.


Vamos allá, empecemos por Moody´s Corporation (MCO), cotiza en la Bolsa de Nueva York y sus diez primeros accionistas concentran el 53,5 % del capital. Destacan dos grandes grupos: The Capital Group que controla el 16,4 % -e incluso más a través de los fondos que domina-, fundado en 1931, con sede en los Ángeles, gestiona en torno a un billón de dólares. El otro gran accionista es Berkshire Hathaway el conglomerado financiero de Warren Buffet, uno de los mayores inversores del mundo, conocido como «el oráculo de Omaha», con un 12,47 % (aunque llegó a poseer el 20 %).

Warren Buffet
Otros accionistas relevantes son BlackRock (3,28 %) con sede en Nueva York y considerado uno de los mayores gestores de activos con una cartera de más de 3 billones de dólares; T Rowe Price (5,95 %); Value Act (3,63 %); Vanguard Group (3,36 %); State Street (3,36 %); Neuberger Berman (2,86 %) e Invesco (2,55 %).


Standar & Poor´s a diferencia de la anterior no cotiza, pero si lo hace en la Bolsa de New York su propietario, el grupo editorial McGraw Hill que increíblemente comparte accionistas con Moody´s, su principal competidor, en concreto: The Capital Group (12,31 %); State Street (4,34 %); Vanguard Group (3,84%); BlackRock (3,84 %) y T Rowe Price (3,22 %).


Otros accionistas destacados de McGraw Hill son: OppenheimerFunds (3,38 %) del grupo asegurador Mass Mutual Finantial; Dogde Cox (2,35 %); Fiduciary Management (2,05 %); Independent Franchise Partners (1,37 %) y a título de curiosidad también está el fondo de pensiones de los maestros de Ontario (Canadá) con el 1,94 %.


Por último Fitch, mucho más pequeña que las otras 2, tiene doble sede, en Nueva York y Londres y defiende su carácter europeo. Su capital se lo reparten la francesa Fimalac (60 %) y The Hearst Corporation (40 %).
Marc Ladreit de Laccharière
Fimalac, propietaria del grupo Sofres, fue fundada en 1991 por Marc Ladreit de Laccharière, uno de los empresarios franceses más discretos e influyentes y The Hearst Corporation controlada por los descendientes de William Randolf Hearst, el personaje que encarnaba Orson Wells en Ciudadano Kane.


Pues resulta, a la vista de los datos, que los accionistas de referencia de estos tres jinetes del Apocalipsis están íntimamente ligados a la industria financiera, es más, en concreto a la gestión de activos y son usuarios de las calificaciones que emiten las Agencias de las que cuentan con un importante paquete de acciones y encima las 2 entidades más grandes comparten inversores lo que hace más peligrosa la situación de oligopolio por razones obvias. Sí además resulta que dentro de su actividad está calificar los productos financieros emitidos por entidades a las que asesoran previamente en la constitución de esos mismos activos, pues «no va más» la «casa gana» valga la expresión apropiada para este auténtico capitalismo de «casino».


Con este pedigrí es imposible creer en esa independencia que proclaman, es inadmisible que en su  funcionamiento no existan conflictos de intereses. Después de su bochornosa actuación en el caso de Enron o en el de Lheman Broterhs otorgando la máxima calificación a estas entidades que en cuestión de días entraron en quiebra u otorgando la tan apreciada triple A a los bonos basura que tanto daño han hecho al sistema financiero mundial, sin haber sido capaces de prever la crisis de 2008; hasta cuando va a seguir la dictadura de estas empresas, que obedeciendo a intereses privados influyen decisivamente en gobiernos democráticamente elegidos hasta el punto de ponerlos de rodillas y de hundir sus economías.


Ya es hora de actuar, primero regulando y supervisando su funcionamiento y después mediante la creación de agencias públicas de calificación que sirvan con objetividad el interés general. La propuesta de una entidad europea está sobre la mesa, pero como todo en la Unión Europea el proceso va desesperadamente lento; eso sí, los recortes sociales, las subidas de impuestos, la ampliación de la edad de jubilación, eso ya está en marcha y a toda maquina.



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