martes, 31 de enero de 2012

Y Alemania se salió con la suya. Bienvenidos a la Unión Austera

La Cumbre de jefes de estado y de gobierno, de ayer 30 de enero, dio el visto bueno al Tratado para la estabilidad, la coordinación y la gobernabilidad de la Unión Económica y Monetaria (tratado de estabilidad), con el voto favorable de 25 países y solo dos negativas, la prevista del Reino Unido y la más sorprendente de la República Checa.

Herman Van Rompuy, el presidente del Consejo de Europeo, se apresuró a calificar de éxito el apoyo obtenido por parte del tratado de estabilidad justificando dicha opinión en el hecho de haber conseguido el apoyo de 25 estados, siendo 17 los integrantes de la zona euro, es aquello de la botella medio llena.

Lo cierto es que toda la potencia de fuego de la Unión Europea en la lucha contra la crisis se está centrando exclusivamente en este tratado y en el pacto fiscal, que pudiendo ser un buen instrumento a medio y largo plazo, de poco va a servir a corto, máxime dada su naturaleza de intergubernamental.

El texto sobre el que se ha pronunciado el Consejo Europeo corresponde al quinto borrador (el contenido del cuarto fue examinado en mi columna “El tratado de estabilidad y el riesgo de división de la Unión Europea y el del enlace está fechado el 31 de enero) que contiene modificaciones de detalle sobre la versión anterior dirigidas fundamentalmente a conseguir el apoyo de los países reticentes a su aceptación y al que se podría aplicar aquello de “no hay quinto malo” por el éxito cosechado.



Que las citadas modificaciones sean de detalle, no quiere decir que no sean importantes, ya que no olvidemos el dicho alemán, nunca mejor traído a colación que dice “el diablo está en los detalles”.

Vamos a examinar rápidamente esas innovaciones que han conseguido el apoyo de los 25 estados de la Unión Europea que pasarán a forma parte, una vez ratifiquen el tratado que esa es otra con las peregrinaciones que deberá sufrir por los parlamentos nacionales e incluso la posibilidad de tener que enfrentarse a algún referéndum como es el caso de Irlanda, del club de la “Unión Austera”.

En primer lugar y dejando de lado las variaciones en la parte expositiva, se modifica el artículo 3.1.b) que constituye el núcleo del pacto fiscal y contiene “la regla de oro” del equilibrio presupuestario que se ha diluido ya que la frase “(…)con el déficit estructural anual no exceda del 0,5% del PIB a precios de mercado” se ha sustituido por esta otra "(…) con un límite inferior de un déficit estructural de 0,5%del PIB a precios de mercado”. Hay una diferencia sustancial entre establecer un tope máximo y configurar un límite inferior; la regla que nos ocupa puede ser interpretada en el sentido de que el déficit estructural deberá estar comprendido entre un límite inferior del 0,5 % y superior del 3 % el establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Quizá esta rebaja en cuanto al rigor de la regla sea una de las causas del apoyo conseguido y del pesimismo de parte de la prensa alemana que hoy hablaba del carácter “ligth” del acuerdo, lo que también se venía denunciando desde el Banco Central Europeo (BCE) o desde el gobierno de los Países Bajos, con la exigencia de una mejor redacción de las “circunstancias excepcionales” que permiten incumplir los objetivos de déficit, pretensiones que sin embargo no han tenido ningún éxito ya que ninguna modificación en ese sentido se ha recogido en el texto definitivo.

También se añade un párrafo en el artículo 4, en la versión de 31 de enero posterior al quinto borrador de 27 del mismo mes, que establece que la apertura de un procedimiento de déficit excesivo, relacionado con el criterio de la deuda, se decidirá al amparo de lo dispuesto en el artículo 126 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Este artículo es el que establece la obligación de reducir el endeudamiento público hasta el máximo del 60 % del PIB previsto en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Para conseguir el apoyo de Dinamarca se modifica la regulación del destino de las multas por incumplimiento del pacto fiscal, el cuarto borrador preveía que fueran a parar al Mecanismo Europeo de Estabilidad Económica (MEDE), la versión aprobada desdobla el mismo de modo que irán a parar a este las sanciones que correspondan a países miembros del euro y las de los “outs” irán al presupuesto general de la Unión Europea.

En cuanto al procedimiento para la imposición de multas por incumplimiento del pacto fiscal amparado en el artículo 273 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, como un acuerdo especial entre los estados signatarios, en el que la legitimación para llevar al infractor ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea corresponde a otro u otros estados parte del tratado de estabilidad, se trata de legitimar en mayor medida dandole un barniz comunitario a través del artículo 260 del Tratado de Funcionamiento que se invoca expresamente. Lo cierto es que como están poniendo de manifiesto un gran número de juristas este artículo solo tiene cabida en el ámbito de los tratados de la Unión Europea y no en el de un tratado intergubernamental que está fuera del derecho comunitario, eso si con vocación futura de integración según dispone el artículo 16.

Por tanto, siguen existiendo dificultades de encaje y de relación del tratado de estabilidad con los tratados comunitarios, así como con el papel de las instituciones en su ejecución. El Reino Unido ha advertido que estará ojo avizor respecto de este tema y no dudara en acudir a la propia Corte europea denunciando esta situación si a través del tratado de estabilidad se ve afectado el mercado interior.

También se ha simplificado el procedimiento de adhesión al tratado con posterioridad a su entrada en vigor de manera que será suficiente que el estado en cuestión lo ratifique sin que sea necesario que el resto de países signatarios manifiesten su conformidad, como se preveía en la versión anterior. A este nuevo proceso se ha referido expresamente la República Checa de cara a una futura ratificación del tratado que no descarta en modo alguno.

Se ha modificado el sistema de asistencia de los países de moneda propia “outs” a las Cumbres del Euro, tema en el que era muy beligerante Polonia que abogaba por acudir a todas, seguirán asistiendo una vez al año, se ha modificado el artículo 12 de manera que asistirán siempre que se traten temas que tengan que ver con al competitividad, la arquitectura de la eurozona o sus condiciones de acceso en el futuro. Ello viene en la versión de 31 de enero, posterior al quinto borrador.

En definitiva, estamos ante una Cumbre en la que se da un espaldarazo puede que definitivo a la austeridad, pero en el que no se ha tratado el tema más importante Grecia, ni se ha resuelto la cuestión de la dotación adecuada del MEDE que viene exigiendo el FMI con urgencia. Sí se ha hablado de crecimiento y de empleo, pero solo con buenas palabras sin programas concretos y sin compromiso presupuestario alguno y en el que como ejemplo el desempleo juvenil se atacará con ingresos no gastados del Fondo Social Europeo, por importe de 22.000 millones de euros del periodo 2007-2013; la reflexión que debemos hacer es que si no se ejecutan estos recursos de ejercicios anteriores afectados por la crisis como no va a existir el nivel desempleo que desgraciadamente padece la Unión Europea.

Alemania se salió con la suya, tenemos una colección de normas para conseguir el equilibrio presupuestario y luchar contra el déficit, si tomamos como ejemplo nuestro país, hemos modificado la Constitución, ratificaremos el tratado de estabilidad y ya ha sido aprobado el proyecto de Ley Orgánica de desarrollo constitucional en esta materia, por cierto en esto somos campeones ya que citado Proyecto fija el límite del déficit en el 0 % del PIB, rompiendo el consenso entre PP y PSOE para la reforma de la Carta Magna que lo establecía en el 0;4 del PIB%; Alemania lo tiene en el 0,36 % del PIB y la Unión Europea como hemos visto en el 0,5% del PIB incluso no como tope, sino como límite inferior ¿somos o no somos unos campeones?



Pero ¿Cuantas normas se han aprobado o están en fase de aprobación sobre crecimiento económico, innovación, productividad, creación de empleo, lucha contra los desequilibrios de productividad en el seno de la UE, etc.? Es en este campo donde se debe dar la batalla, el FMI, que no es sospechoso, viene advirtiendo de los males del exceso de austeridad; como todo, aunque sea bueno en cantidades excesivas se vuelve dañino.

En definitiva, entramos en la Unión Austera, que no nos pase nada.

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