martes, 22 de mayo de 2012

Reflexiones: Esta vez NO es distinto.

El libro de Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff "Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera", es uno de los mejores que se ha escrito sobre la crisis que estamos padeciendo. En su obra los autores analizan el sindrome de "esta vez es distinto"cuya esencia es simple. Se basa en la firme creencia de que una crisis financiera es algo que sucede a otras personas en otros países en otras épocas: las crisis no nos afectan a nosotros, aquí y ahora. Estamos haciendo bien las cosas, somos más inteligentes, hemos aprendido de los errores del pasado.




Apoyándose en el citado síndrome la humanidad ha ido cayendo una y otra vez en crisis económicas que han provocado graves sufrimientos, ya que como sostienen los autores a todo periodo de expansión, le sigue inevitablemente un periodo de contracción; de hecho, a la crisis actual la denominan "la segunda gran contracción" frente a la calificación habitual de "gran recesión". Pero mientras se forja la crisis, siempre se mira para otro lado amparándose en el "esta vez es distinto". Por desgracia, ese síndrome es el responsable de que una economía que ha tenido un alto nivel de apalancamiento por años no se perecate, o no quiera percatarse, de que se encuentra sentada a la orilla de un precipicio financiero antes de que el azar  y las circunstancias provoquen una crisis de confianza que la lance al vacío.

Como afirmó un importante hombre de negocios "Más dinero se ha perdido a causa de cuatro palabras que a causa de una pistola desenfundada. Estas palabra son: Esta vez es distinto".

Pero este síndrome no solo opera en el ámbito económico, la historia nos enseña que a una crisis financiera, le sigue la económica y a esta la social y en último término aparece la más peligrosa, la crisis democrática y en la actualidad aunque así nos lo quieran hacer creer, no es distinto. El desprestigio a que se están sometiendo las instituciones públicas traerá desagradables consecuencias si no se toman medidas con carácter inmediato y si la sociedad no reacciona ya. Siendo grave, lo peor no es el crecimiento de la ultraderecha en Francia, Grecia, Hungria, Holanda, Finlandia, etc., lo verdaderamente dramático es la suplantación de las instituciones públicas por parte de una iniciativa privada que carece de legitimidad para desarrollar determinadas funciones que deben estar presididas por una actuación que tenga como único horizonte el de servir con objetividad el interés general. En ese sentido; a modo de ejemplo, no parece razonable que una serie de consultoras privadas evalúen el sistema financiero español por encima del Banco de España, del Ministerio competente, del Banco Europeo Central o de la Unión Europea, aunque sean estas instituciones las que insten tal operación.

Una institución pública que no funciona se arregla votando, es un derecho de los ciudadanos. En el caso de entidades privadas, eso ya es cosa de accionistas.


En el ámbito de la democracia, como en la economía, recordemos la historia y que consecuencias para la democracia y los derechos humanos tuvo la crisis de 1929 y la depresión consiguiente y luchemos con todas nuestras fuerzas contra el "esta vez es distinto", tanto en lo económico, como en lo social y político. En realidad, nunca lo es.













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