martes, 6 de marzo de 2012

Reflexiones: la salud pública y la peor epidemia "la violencia"

"Convertir las ideas en letras y en palabras, me pareció desde el principio
 - y me sigue pareciendo- una de las magias más extraordinarias del mundo."

                                                                                          Héctor Abad Faciolince
                                                                                            El olvido que seremos                                                                                           

Son muchas e importantes las ideas y valores que Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) consigue trasladar a letras y palabras en su extraordinario libro "El olvido que seremos": la importancia de una adecuada política en materia de salud pública, la lucha por la justicia y la igualdad social, la terrible lacra de la violencia y todo ello mientras rinde homenaje a un gran hombre, su padre, el Doctor Héctor Abad Gómez (1921-1987).


El Doctor Héctor Abad Gómez, especialista en salud pública colombiano, dedicó sus últimos años, hasta el mismo día en que cayó asesinado en pleno centro de Medellín, en 1987, a la defensa de la igualdad social y de los derechos humanos. "El olvido que seremos" es la reconstrucción amorosa y paciente de un personaje por parte de su hijo; está lleno de sonrisas y canta el placer de vivir, pero muestra también la tristeza y la rabia que provoca la muerte de un ser excepcional y es que no hay peor epidemia que la violencia. 

Héctor Abad Gómez

El Doctor Abad fue fundador de la Universidad Autónoma Latinoamericana, UNAULA, en la ciudad de Medellín, en el año de 1966, siendo su primer presidente y profesor durante varios años en el departamento de medicina preventiva. Fue colaborador destacado de la Organización Mundial de la Salud en distintos países; en ocasiones las misiones que esta organización le encomendaba fuera de su país le servían para huir de la persecución que sufría a causas de sus ideas. 

Forjador de ideas para mejorar la salud de los colombianos, entre sus proyectos en materia de salud destacan: la creación del año rural obligatorio para los médicos recién graduados, las promotoras rurales de salud, las primeras campañas masivas de vacunación antipoliomielítica, etc. 
«El Dr. Héctor Abad Gomez defendía, a capa y espada, que la medicina preventiva, la enseñanza de la higiene, la construcción de acueductos, era más importante que gastar la plata en aparatos sofisticados para los hospitales. «Decía que la sola medida de dar agua potable y leche limpia salvaba más vidas que la medicina curativa individual.» 
Algunos pensamientos en materia de salud pública que recoge el libro y merecen ser destacados:
"La medicina no se aprende solamente en los hospitales y en los laboratorios, viendo pacientes y estudiando células, sino también en la calle, en los barrios, dándonos cuenta de por qué y de qué se enferman las personas."
o este otro:
"Sí, doctorcitos: no es para ser lindos y pasar cuentas grandes y vender píldoras de jalea...Es para mandaros a todas partes a curar, inventar y, en una palabra, a servir."
Y como ejemplo de humildad en la docencia:
"Son necesarios el conocimiento, la sabiduría y la bondad para enseñar a otros hombres. Lo que deberíamos hacer los que fuimos alguna vez maestros sin antes ser sabios, es pedirles humildemente perdón a nuestros discípulos por el mal que les hicimos."
Ya jubilado se dedicó por entero a la defensa de los derechos humanos y a luchar contra la violencia, era conocido por los antioqueños como el “Apóstol de los derechos humanos”. 

El día que Héctor Abad Gómez fue asesinado llevaba consigo, junto con la lista de amenazados, un poema titulado "Epitafio" atribuido a Borges, de ahí el título de su libro, y que dice así: 

“Ya somos el olvido que seremos. 
El polvo elemental que nos ignora 
y que fue el rojo Adán y que es ahora 
todos los hombres y los que seremos. 
Ya somos en la tumba las dos fechas 
del principio y el fin, la caja, 
la obscena corrupción y la mortaja, 
los ritos de la muerte y las endechas. 
No soy el insensato que se aferra 
al mágico sonido de su nombre; 
pienso con esperanza en aquel hombre 
que no sabrá quien fui sobre la tierra. 
Bajo el indiferente azul del cielo, 
esta meditación es un consuelo.” 

Por cierto, ¿este poema es del maestro argentino realmente?, como podéis comprobar en el enlace tiene tras de sí toda una trama detectivesca.

"El olvido que seremos", una lectura imprescindible.










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