"El propio camarada Mao Zedong dijo en repetidas ocasiones (...) que si el trabajo de uno se considera que está formado por un 70 por ciento de los logros y un 30 por ciento de las equivocaciones podría darse por bueno, y que él mismo se sentiría feliz y satisfecho si tras su muerte las generaciones futuras le concedieran este índice del 70-30".
Del libro China, de Henry Kissinger
Con esta fórmula del "70-30" Mao había juzgado a Stalin y se convirtió en la política oficial del Partido Comunista de China y así ha seguido hasta nuestros días en el gigante asiático. Obviamente, existen métodos más científicos para efectuar la medición del éxito en el trabajo, pero como principio de humildad frente a tanto perfeccionista y juez implacable del esfuerzo de los demás no está mal.
Este libro tiene como núcleo básico la interacción entre los dirigentes chinos y estadounidenses a partir de la creación en 1949 de la República Popular de China. Desde el gobierno y fuera de él la obra contiene las conversaciones celebradas por Kissinger con cuatro generaciones de dirigentes chinos, destacando una figura por encima de todas, siguiendo las propias palabras del autor:
"En los sesenta años que llevo de vida pública no he conocido a un personaje tan irresistible como Zhou Enlai. Bajito, elegante, con rostro expresivo y ojos luminosos, Zhou cautivaba por su excepcional inteligencia y por la capacidad de intuir los imponderables de la psicología de sus contrincantes."
Zhou Enlai con Nixon en 1972 |
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